Pero es del perfume que usé de lo que quiero hablaros hoy: Capricieuse. Jeanne Arthes ha creado esta maravillosa fragancia para las mujeres que aman la alta costura, los grandes modistas y las incondicionales de la moda parisina; para aquellas mujeres que se sienten bien consigo mismas, con su belleza y su dosis de feminidad. Independientes, con carácter y, ¿por qué no?, un poco caprichosas…
Cualquier mujer que se sienta sexy debería usar este perfume francés, lleno de audacia, atrevimiento y elegancia cuyas primeras notas vivas y remarcadas mantienen una alianza de frutas llenas de chispa (pomelo, piña y grosella negra). Después está la flor de azahar, la vainilla, el praliné y el caramelo.
El propio frasco (100 ml) en forma de espejo es un reflejo de esta delicia que, al contacto con la piel, lo inunda todo de glamour y sensualidad.
Es un frasco que, además, queda bien en cualquier tocador por su diseño con arabescos y una bonita serigrafía en colores. El estuche presenta un repujado, barniz selectivo mate y brillante. ¡Perfecto como elemento decorativo en cualquier habitación!
El brillo acompaña a esta creación tan especial de Jeanne Arthes. De hecho, las pruebas que se han realizado con consumidoras de Capricieuse han sido llevadas a cabo en una tienda de perfumes ubicada en la mítica avenida Montaigne, de París.
Realmente, con esta fragancia me fue del todo imposible no sentirme muuuy especial…
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